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Valoración de 1 opinión
-Maria José Pesimo
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Cerca de Alcalá del Júcar
Localidad: Alcalá del Júcar
Descripción
Alcalá del Júcar es un singular paraje en el que asombra la capacidad del hombre para adaptarse a los accidentes más inaccesibles del terreno. No se trata de una población asentada sobre la pared de un cerro casi cortado a tajo, sino que en gran parte la villa está incrustada, metida en él. Es algo así como una gran esponja de piedra habitada por humanos. Antigua aduana y vigía de caminos, ahora el turismo ofrece una segunda oportunidad a quienes siempre permanecieron en los riscos. La particularidad que hace diferente a Alcalá del Júcar del resto de las poblaciones nace en el mismo río que le cede su nombre. Cuando el Júcar abandona la comarca conocida como la Manchuela, la zona más al oeste de La Mancha, se encuentra con un macizo de roca caliza que retuerce el cauce y lo vuelve sinuoso y complicado. La erosión fluvial ha provocado un corte, una profunda hendidura en el terreno, y ha creado una garganta de gran extensión conocida como la Hoz del Júcar. Alcalá se encuentra en esta zona, y sus habitantes eligieron el lugar más inaccesible. Es la ladera de un alto cerro convertido en península por el abrazo de uno de los meandros del río. En la cima asoma el castillo y en la verticalidad de la pared que bajo él desciende está la ciudad.
Historia
La fortaleza, de origen árabe, es la justificación de Alcalá del Júcar, aunque se hayan encontrado restos íberos y tardorromanos en parajes cercanos. El calendario histórico de la localidad se inicia en el año 1211, momento en el que el rey Alfonso Vlll conquista a las tropas musulmanas la fortificación, al abrigo de la cual ya existían algunas cuevas. Con el alejamiento de la frontera el núcleo de población fue desarrollándose, adquiriendo en 1366 el título de villa y pasando a manos de diferentes señoríos, entre ellos el marquesado de Villena, hasta que se convierte en ciudad de realengo durante el reinado de los católicos Isabel y Fernando. Un hecho que contribuyó de forma notoria al desarrollo de Alcalá fue su situación geográfica, que la convirtió en paso obligado dentro del Camino Real que unía las tierras de Castilla con las de Levante. Esta circunstancia propició el establecimiento de una guarnición militar, encargada tanto de la vigilancia del paso como de la realización de trabajos aduaneros. Bien entrado el siglo XIX, en 1833, la desgracia se cebó con la localidad durante los enfrentamientos de la primera guerra carlista. Las tropas capitaneadas por Quílez la asolaron e incendiaron, salvándose de la destrucción tan sólo el castillo, la iglesia y la plaza mayor.
Visitas
Qué visitar: El castillo árabe, el castillo ha sido sometido a una importante restauración, y muestra un impresionante aspecto enclavado en lo alto del pronunciado cerro. Se conservan muy bien tanto el recinto defensivo, con sus torres almenadas, como el cuerpo central, de impresionante altura, magnificado por la pronunciada pendiente junto al río. La iglesia de San Andrés inició su construcción en el siglo XVI, pero presenta elementos de siglos posteriores. Su estructura se levanta sobre una sola nave y en su crucero se apoya la cúpula netamente barroca. Tiene una torre de planta cuadrada rematada con chapitel. A pesar de que Alcalá del Júcar no posee un gran conjunto monumental, su originalidad urbanística, cargada de calles escalonadas y de perfiles abruptos y su adaptación al accidentado espacio natural en el que se ha incrustado, la han convertido en Conjunto Histórico Artístico. Tal catalogación ha supuesto una importante ayuda a la actividad económica de mayor importancia, el turismo. Durante los periodos vacacionales son miles los visitantes que llegan hasta Alcalá en busca de un entorno privilegiado, que puede apreciarse en toda su extensión desde el balcón que constituye la misma localidad. También ejerce un papel importante el atractivo de sus casas y de sus cuevas. Fachadas y poco más asoman al exterior, mientras la pared caliza guarda la mayor parte de la estructura interior, en donde se mantiene un nivel medio de temperatura que ronda los veinte grados centígrados durante todo el año. Gracias a estas particulares condiciones se ha superado un grave fenómeno migratorio que llevó a muchos habitantes de la villa a ciudades como Madrid y Barcelona en busca de oportunidades inexistentes en su propio lugar de nacimiento. Afortunadamente se han mantenido vivas ciertas labores agrícolas en la reducida vega que a su paso deja el Júcar. Estos cultivos se centran fundamentalmente en los cereales, el olivo y la vid. Podemos abandonar el intrincado laberinto de cuevas y escaleras por el río, sobre un puente de sillares del siglo XVll con tres ojos, conocido con el nombre de Puente Romano.
Alrededores
Tolosa, Mariminguez, Las Eras, Casas del Cerro, La Gila, Zulema.
Compras
Productos típicos: Miel de romero, Aguardiente de Casas del Cerro, Aceite de oliva virgen, Vino y Azafrán. Artesanías: cantería y forja.
Fiestas
El 3 de febrero, San Blas. Del 7 al 15 de agosto, festividad en honor a San Lorenzo.
Gastronomía
La cocina de Alcalá del Júcar, está basada fundamentalmente en la calidad de sus productos típicos y en el respeto a sus tradiciones. Platos típicos: gazpachos manchegos, el morteruelo, el moje, el atascaburras, las gachas y las patatas a lo pobre, arroz con serranas de monte, los cangrejos fritos, migas ruleras y migas dulces, la olla de aldea y caldo de patatas con caracoles. Entre los postres: Hornazos, en Semana Santa, Nuégados, en Navidad, Torticas de chicharrones y mantecados, matanza, Rollos de calabaza, otoño, Carne de membrillo y arrope, otoño (se realiza en octubre después de la vendimia), Suspiros de la Gila.